Un tántrico tiene que crear primero las bases del carácter, es decir, del control de las emociones, de los estímulos, obteniendo un conocimiento y experiencia, para poder establecerse en aquello que le afirma. Sin un intenso anhelo de alcanzar la liberación, la enseñanza del Tantra no podrá alcanzar frutos
Todo eso está en el Tan, el núcleo de la capacidad de la energía o poder (shakti) que hay en ti, que forma tu identidad, el núcleo de tu personalidad, lo que tú eres, y eso debe ser expandido, desarrollado, tanto en el campo humano como en el espiritual y físico. No podemos separar nuestro cuerpo de nuestra mente y nuestro espíritu. Hay que expandirse en todos los campos de la vida.
No es «más tántrico» meditar, hacer vyayam o japa, que hacer bien tu trabajo, comer correctamente o abrazar bien a otra persona. Por eso el Tantra abarca todos los ordenes de la vida, el conocimiento, el arte, la medicina, etc.
Tantra es liberar la limitación condicionante que aísla un aspecto de shakti de otro aspecto de shakti, expandiendo la naturaleza de una de esas manifestaciones, para asociarlas y unificarlas. Así como dos gotas de agua al unirse pierden su forma sin dejar de ser agua (agua como imagen de la consciencia cósmica). Percibir que la esencia está más allá de las formas, se encuentra en el espíritu. Es más fácil encontrar esa esencia en una unión de dos o más personas, que en cada una de ellas aisladamente.
En el concepto tántrico del sexo, la unión del sexteto que forman la mente, el cuerpo y el espíritu de dos personas (que recibe el nombre de shatkona y se representa por la unión de dos triángulos), se expresa en la fusión consciente del paramaithuna.
La visión del Tantra es la felicidad, porque ésta no depende de las cosas en sí mismas, que sólo acarrean la decepción al estar condenadas a la muerte. Si se ata la felicidad a cosas o personas, se ata al estado de ser de esa cosa o persona, pero si uno se asocia y no pone ahí su eje, se disfruta de los momentos álgidos, y cuando mueren los dejamos sin apego.
Incluso para aquellos que aman, la pasión tiene que ser espiritualizada por la conciencia. Debemos buscar la belleza igual que la espiritualidad. Muchas veces aquello que más apariencia tiene, es lo que está más vacío. Por eso, para verlo, tenemos que cerrar los ojos, para que la forma no nos ciegue ni nos engañe.
El Gran Tantra es la meditación. Los meditadores viven en el cuarto estado de percepción de la existencia (turiya, los otros tres son vigilia, sueño y sueño profundo), y es desde este, desde el que se puede acceder a los otros tres estados superiores.
El Tantra es un sistema y una filosofía que se encuentra encuadrado dentro de la tradición védica, auque en su evolución histórica han existido escuelas (como la budista) que se han desgajado de esta tradición.
Quien quiera acercarse al Tantra, tiene que liberarse de los condicionamientos, que son los principales asuras (demonios). Abrir la mente, abrir el corazón. Para adquirir el conocimiento son necesarias dos fuentes, la que proviene de las escrituras (sastra) y la que proviene en su interpretación y práctica del maestro. No hay Tantra sin maestro.
Las maestros tántricos enseñan por el poder, el conocimiento, la energía, otorgan la iniciación, la experiencia, abren los chakras... ¡sí!, pero todo eso se hace con el trabajo del adepto y lo que ofrecen algunos pseudogurus de forma instantánea o en fáciles cursos de fin de semana, no es más que una estafa. Sólo el trabajo del alumno detrás de los pasos de quien ha recorrido antes ese camino, puede permitirle la autorrealización cambiando su realidad.
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Ofrenda. Muchos ritos y prácticas del Tantra son secretos. |
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Algunas de las cosas que más se valoran en el Tantra es la prosperidad económica, la capacidad de placer, de disfrutar de la vida, de ser rectos y de seguir un camino con firmeza, y de tener una poderosa vida interior. Hay que saber manejar la energía de la vida mundana junto a la de la vida espiritual.
Mukti bhukti vydiayakam
«La sabiduría es un equilibrio de gozos y transcendencias»
Si vamos a luchar no podermos descuidar nuestras "armas", ni nuestro entrenamiento. De este tantra profano puede luego surgir un Tantra divino, espiritual y transcendente.
Vivir una vida en armonía: dharma.
Vivir una vida prospera: artha.
Vivir una vida placentera: kama.
Vivir una vida santa: moksha.
Estos son los frutos del Tantra, que corresponden al correcto edificio del Tantra, del Conocimiento.
Kausala y Samatva. Equilibrio y armonía. Son los dos pilares básicos del Tantra, un paso de kausala y otro samatva, para recorrer ese camino cumpliendo el principio de recorrer el camino detrás de quienes lo han recorrido antes. No cabe el autodidactismo en el Tantra. La verdad es Una y cada maestro lo enseña de distinta forma, pero enseña la misma Verdad. «Peor que un conocimiento falso, es un conocimiento mal adquirido».
Sexo Sagrado
Para que exista sexo sagrado tiene que existir transcendencia, espiritualidad.
El sexo en el Tantra se hace con el cuerpo, con la mente y con la energía. Cuando esto se realiza por las dos partes, hay Tantra. Esa energía tiene que percibirse en la mente y en el cuerpo, no puede ser desvitalizadora, que agote, sino todo lo contrario, que revitalice. Hay que entenderse, entenderse en el otro, que el otro te entienda. Sacar la energía, poner la energía en el otro, que el otro perciba la energía.
Para que exista sexo sagrado tiene que existir transcendencia, espiritualidad. Que el sexo puede ser un instrumento de transcendencia, ese es un mensaje del Tantra.
Pentragrama de la sexualidad tántrica:
- Sensorialización
- Sensibilización
- Sensualización
- Sentimentalización
- Sublimación
La enseñanza del Tantra en Occidente suele quedarse en un tetragrama, sin el quinto elemento. Y si se queda en el apartado de los sentimientos no se cumple el principio del yoga:
Yogah chitta vritti nirodhah
Yoga es el cese de las fluctuaciones de la mente. Yoga sutras I . 2 Y el Yoga forma parte del Tantra. Es necesario «el direccionamiento de los sentimientos y las emociones», articular los sentidos para el control de las emociones. Dirigirlos hacia la transcendencia a través de la sublimación.
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Amantes. Miniatura erótica hindú. Principios del siglo XX |
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No existe nada en la shastra sobre el masaje tántrico, el baile tántrico, ni tantas técnicas que hoy se enseñan en el neotantra. Son buenos y necesarios para romper las barreras y los miedos que hay en la sociedad occidental, pero esa es una educación que ya existe en la sociedad védica, en la que también existe la sublimación y la transcendencia. Muchas veces se confunden los textos que forman parte de la kamavidya (el conocimiento del placer), como el Kama Sutra, el Ananga-ranga o el Kokashastra con libros tántricos, pero este da por supuesto este conocimiento, que quien va a aprender Tantra ya lo conoce.
El Tantra requiere una cualidad moral: afirmarse en lo que uno es, para la fusión de la energía. Enfocar la sublimación, la transcendencia, el dios dormido en uno, empujando, moviendo el cuerpo y la mente, iluminando la vida, liberándola y expandiéndola.
Manifestación del pensamiento, manifestación del placer en el sexo. Son dos manifestaciones de Shakti, de la energía. Con una se crea el cuerpo y con la otra el cuerpo sutil, el espíritu. En el Vama Marga (el sendero izquierdo) se manifiestan las dos a través del sexo, por eso se considera sagrado.
«El Ser vive en ti como tú mismo». En la oscuridad todo desaparece como mythia (apariencia), pero cuando la luz (el Conocimiento) se hace la Realidad se revela.
La mística (el camino del Tantra) es entendida por muy pocas personas, por eso debe protegerse, y ese es el motivo de la ocultación que el Tantra realiza de algunas de sus practicas a los profanos. Ese mundo de transcendencia es el que se oculta. No la enseñanza de la sexualidad, pero sí el manejo de la energía sexual para la transcendencia
Maithuna, la unión tántrica
El Tantra es una forma de adoración de la Shakti encarnada en cada mujer. Cada mujer es la esposa de Shiva.
En el maithuna el hombre con frecuencia permanece pasivo; evita todo lo que provocaría la eyaculación. Shakti está activa y conserva la iniciativa durante el desarrollo del rito. El hombre está receptivo, Shatki da el tono. Es indiferente que la erección se mantenga o no hasta el final: basta con poder permanecer unidos. En el Tantra es más Shakti que Shiva quien capta y transmite los ritmos cósmicos de la Luna, del Sol y de la Tierra. Para conocer el éxtasis, el hombre debe permanecer mucho tiempo unido a Shakti, impregnarse de su energía magnética, hasta que la «divina vibración» lo invada. Basta para ello con atender distendidamente pero sin fallas a todo lo que pasa en el cuerpo, y a los intercambios que se efectúan.Esta unión puede -y debería- durar hasta dos horas y más. Shiva debe abandonarse a la percepción sensual de la mujer, sentir latir su sangre, vibrar según su diapasón, respirar a su ritmo (¡muy importante!), entonces surgirá la experiencia extática.
Rita Ashby, una tántrica californiana, dice: «La Shakti tántrica florece literalmente. Su piel brilla con el resplandor de Eros, su mirada abierta e inocente cultiva a todos aquellos a quienes se dirige. El Tantra es una forma de adoración que da a Shakti confianza en sí misma. Cada mujer es la esposa de Shiva. ¡Shakti! ¡Shakta! Incluso el orgasmo de Shakti es una simple eventualidad sin verdadera importancia, pues la mujer no está tan orientada hacia lo genital. Al contrario de la eyaculación en el hombre, el orgasmo femenino atiza el fuego divino del goce, en lugar de extinguirlo».
Y Ted Ashby, su compañero, añade: «Después de haberse amado durante horas, uno está dispuesto a todo: a hacer música, a bailar como un dios, o incluso a hacer Tantra con un grupo de adeptos, en el círculo mágico donde cada uno, tomándose de las manos, percibe las vibraciones y el magnetismo de los otros. El tántrico no intenta imponer su identidad aislada. Está plenamente "aqui" y "ahora", está vivo y se convierte en la Vida. se es uno con la pareja y se está listo para convertirse en uno con todas las maravillas del Ser».
El Tantra libera al hombre del reflejo eyaculatorio, sin dificultades mayores. Por supuesto que una pareja habituada desde hace años al amor «normal» no se descondiciona de un día para otro. El principio el hombre no logrará más que una vez sobre dos o tres evitar la eyaculación, a veces por falta de cooperación de su compañera, ella también acostumbrada a la forma habitual de contacto sexual y que puede, igual que el hombre, encontrar al comienzo que este tipo de unión es menos satisfactoria. Basta simplemente con perseverar para ir de descubrimiento en descubrimiento, pues la Vía del Valle es la vía más facil de la meditación entre dos.
Haced del sexo una meditación entre dos. No lo cambataís, no os opongáis a él. Sed amistosos frente al sexo. ¡Vosotros sois una parte de la naturaleza! En verdad el acto sexual no es un diálogo -en el peor de los casos un monologo- entre un hombre y una mujer, es un diálogo del hombre con la naturaleza a través de la mujer, y de la mujer con la naturaleza a través del hombre. Durante un instante os insertáis en la corriente cósmica, en la armonía celestial, estáis de acuerdo con el Todo. |
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Figuras hindues en bronce (siglo XVII) de Nataraja, el Shiva danzante y una Shakti. |
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EL RITO
Entre los escasos textos tántricos que describen y autentifican este ritual solo es relativamente conocido el Yonitantra. Sin embargo, como con tantos textos tántricos, se trata más de un resumen que de un tratado didáctico: es el acharya, el instructor en persona quien transmite las técnicas. Además el acharya (que también puede ser una mujer) tiene un papel crucial durante layonipuja, que debe desarrolarse en su presencia, hasta el punto que están previstas leyes particulares para el caso en que estuviera ausente.
Como, salvo excepción, el occidental no tiene acceso a la inciación directa, es indispensable completar los parsimoniosos datos prácticos del texto original. Una vez que el autor ha precisado qué mujeres son aptas para el rito, añade que la yoguini «debe ser lasciva, hasta libertina y haber superado todo falso pudor».
Al comienzo de la adoración, Shakti se coloca en el centro del mandala, en general un triángulo, símbolo del yoni cósmico, incluido en un círculo. Luego Shiva le ofrece una bebida afrodisíaca, llamada vijaya, cuya composición no se indica, sin duda porque en esa época se suponía que en la India todos la conocían. En Occidente, se lo reemplazará por un copa de champán o una bebida ligeramente alcohólica. La intención explícita es erotizar a Shakti al máximo, exacerbar su energía sexual para llevarla al éxtasis. Si el champán o alguna otra bebida alcohólica produce ese efecto sobre Shakti, el objetivo está cumplido.
Siempre según el texto, después de haber cumplido el ritual preparatorio, compuesto de mantras y de hijas (vocales sin contenido conceptual) que el autor no precisa, empieza la primera parte del Yonipuja. La yoguini se sienta sobre el muslo izquierdo del adepto, que comienza a adorar su yoni sakuntala, es decir no afeitado, condición fácil de cumplir. El adepto entonces unta el yoni con una pasta de sándalo, de delicado perfume; así el yoni se asemeja a «una flor encantadora». Luego el adorador le ofrece una nueva copa de vijaya y le pinta la ardhachandra (la media Luna) con bermellón en medio de la frente. No se trata de una rutina mecanizada: el simbolismo de cada gesto es intensamente vivido por los participantes. Mientras el adepto traza la media Luna, la pareja toma conciencia de las fuerzas lunares presentes en Shakti.
Luego Shiva pone las manos sobre los pechos de Shakti, e impregnándose del aspecto maternal de la Shakti cósmica, pronuncia 108 veces la bhagabija (el sonido-raíz de la vulva), sin otra precisión, pero en general será «Hrim». Al final el adorador hace todos los gestos y contactos que puedan excitar a Shakti al máximo: le acaricia largamente los pechos, las nalgas, luego el yoni. En la yonipuja, la excitación de Shakti, que se propaga a Shiva, provoca una abundante secreción del fuido tattva uttama, la «esencia sublime», es decir, las secreciones vaginales, y además -y sobre todo- despierta las energías sutiles, «pranicas», que ejercen una función primordial en el desarrollo de la puja.
Aquí se situa la parte central de la puja. A su vez, Shakti unta el lingam con la pasta de sándalo, de perfume afordisíaco y de color azafrán. El guru, siempre presente, vela por el respeto estricto del ritual y recita los mantras apropiados. Sólo entonces el lingam es insertado en el yoni. El maithuna no debe convertirse en un simple coito profano sin ser controlado a pesar de la intensa excitación mutua y ser vivido con el sentido de lo sagrado inherente a toda unión tántrica. Las modalidades del maithuna tántrico son de rigor, especialmente las relativas a la asana y al control de la eyaculación.
En el rito, una parte esencial depende de la absorción reciproca de la «esencia sublime». Añadiendo sus propias secreciones lubrificantes a los liquidos vaginales, el lingam contribuye a mojar abundantemente el yoni. Los dos fluidos se mezclan y los tántricos creen que la yoguini y el yogui los absorben: Shakti por osmosis a través de la mucosa vaginal, Shiva gracias a vajroli. Según el Tantra, ese intercambio vitaliza y dinamiza a los dos adeptos. Incluso sin esta reabsorción mutua, está establecido que la excitación sexual intensa y prolongada de las gónodas intensifica la secreción de las hormonas sexuales, que podrían constituir ellas también la «sublime esencia»; ¿por qué no?
Durante el maithuna la pareja medita sobre la potencia creadora así despertada en el vientre de la mujer y en el hombre y adoran la Energía Cósmica.
La duración de la unión yoni-lingam corresponde a lo que se dice en todo este libro: nunca se trata del «deprisa y corriendo». Después de la unión ritual, Shiva rinde un homenaje respetuoso al yoni, que la yoguini acostada de espaldas, afrece a su vista y a su adoración. El adepto tomo entonces con el dedo un poco de líquido vaginal y hace con él un tilaka, ese punto que las mujeres indias llevan en medio de la frente, a su compañera de rito, todavía sumida en el éxtasis, así como en su propia frente. Elachayra hace lo mismo; luego la pareja le hace una reverencia y lo adora porque su presencia les ha ayudado a controlarse durante todo el ritual y a preservar su carácter sagrado. Esta práctica en presencia del guru crea en el trío un lazo notable de intimidad y confianza. El adepto percibe así el insondable misterio y el sentido profundo, sagrado, de la unión de los sexos, siempre repitiendo mentalmente el mantra que le ha dado su guru. A falta de ello, el occidental utilizará el «Om» o el «Om Mani Padme Hum».
Es posible que el hecho de que el achayra y su Shakti practiquen ritos sexuales con sus adeptos puede, según nuestros criterios, parecer inaceptable; pero, ¿habia que ocultarlo?
En cuanto a los adeptos occidentales, si bien no es pensable trasladar tal cual la yonipuja, las indicaciones dadas permitirán practicar una forma atenuada o adaptada (se cuenta en el proximo apartado), siempre conservando su espíritu, que es lo esencial. |
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Iniciación tántrica en Occidente
El buscador sincero encuentra siempre bastante indicaciones y ayuda para seguir su vía con éxito.
La iniciación tántrica en Occidente plantea un problema, expresado en la carta siguiente: «Muy interesado en el Tantra, he leído una abundante literatura sobre el tema y considero que este modo de ser y de pensar es el más audaz que conozco. Sin embargo, no he intentado nunca una iniciación, por temor a la imagen de marca difundida en Occidente del Tantra como "yoga sexual", que lo identifica con una serie de acrobacias lúbricas y que da origen a muchos charlatanes De modo que me permito preguntarle donde podría abordar esta práctica con serenidad, o encontrar a personas dignas de confianza».
En realidad el problema existe, y aumentará en la medida en que el Tantra vaya ganando terreno. A causa de la reputación de lubricidad que atribuyen a los tántricos sus enemigos, a causa también de la discreción de los verdaderos tántricos, hay individuos turbios que, bajo la cubierta del Tantra, se entregan -y se entregarán- a prácticas más que dudosas, Y esto también en la India, pues los autenticos gurus tántricos allí son escasos y además la hostilidad ambiental los hace esconderse. Desconocidos por el público, es muy difícil encontrarlos.
¿Es una situación sin salida? No, pues creo que es posible transmitir por escrito lo esencial del pensamiento y de las prácticas del Tantra; sino ¿cual es el sentido de este Web? Existen buenos libros sobre el Tantra, pero lamentablemente, en cuanto se trata de la práctica concreta enmudecen, lo cual, dentro de todo, es mejor que publicar tonterías. Una información correcta es en mi opinión la mejor defensa contra los falsos gurus actuales y futuros y permite ir muy lejos en la vía tántrica sin otra ayuda.
Sin embargo cuando un número suficiente de adeptos estén preparados, será posible la iniciación completa y concreta en silencio y con discreción. En este sentido, algunas reglas acompañan a toda iniciación auténtica: siempre es individual y sólo se produce después de una minuciosa preparación física y psíquica frecuentemente de muchos meses de duración. Y todo en un contexto espiritual auténtico. |
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Una imagen hindú de una unión tántrica. |
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Desde siempre el guru ha sido el pilar del Tantra, sobre todo en la Vía de la Izquierda, en la que su relación con el discípulo alcanza una intensidad y una intimidad que sólo pueden comprender los que la han vivido. Como con las fresas, para qué hablar: comiendo una sola se aprende más sobre su sabor que con todos los tratados del mundo. Sin embargo, si bien es imposible transmitir la experiencia misma, describirla ayuda a distinguir al verdadero guru tántrico de los pseudogurus.
La afirmación «cuando el discípulo está preparado, el guru aparece» es literalmente cierta. Pero el adagio opuesto también es verdad: «cuando el maestro está preparado, el discípulo aparece». Ni el discípulo ni el guru salen a la búsqueda uno del otro: esperan que «eso» se produzca. Este improgramable «eso» escapa al azar que rige la mayoría de los encuentros humanos.
La conclusión es simple y, aparentemente, poco alentadora: pocos de los que buscan tienen la posibilidad de encontrar un guru, perdón, su guru, no sólo en Occidente sino en la India. Entonces, ¿no tienen esperanzas? El buscador sincero encuentra siempre bastantes indicaciones y ayuda para poder seguir su vía con éxito. Un guru es una ayuda preciosa, irreemplazable, pero para el que tiene un verdadero deseo, hay siempre un guru supremo, el Sí mismo, que es su esencia sutil...
Para el Tantra, el saber puramente intelectual no sólo es incapaz de asegurar nuestra expansión y nuestra felicidad, sino que también es fútil, porque solamente puede arañar la superficie de las cosas. Los descubrimientos genéticos son maravillas del ingenio humano, pero disecar los genes y observarlos en el microscopio electronico no revela la naturaleza de la Vida. Determinar la fecha de la aparición de la Vida en nuestro planeta no es verdaderamente importante. Pero, cuando el tántrico percibe que ésta es la expresión de la Vida desde los orígenes, transciende su yo limitado y desemboca en lo cósmico.
Evidentemente no todo es negativo en el balance de la Ciencia y no se trata de rechazarla en bloque, pero hay que ser consciente de sus límites, que son mucho más estrechos de lo que se cree, porque la Ciencia se basa sólo en las percepciones exteriores.
Alain Daniélou, en «Yoga, Méthode de re-intégration, escribe: «Una percepción exterior no constituye por sí sola un verdadero conocimiento, y el único media para el hombre de obtener el conocimiento verdadero de un objeto es identificarse con él; sólo cuando es uno con él puede conocerlo tal cual és, no sólo como parece».
La Ciencia hace al hombre orgulloso, presuntuoso, y le hace subestimar la Vida. El problema no es saber si hay que rechazar la Ciencia, sino más bien que es esencial reintegrarla en una visión cósmica total y devolverle el sentido de lo sagrado. |
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